El surf es un deporte acuático consistente en la realización de diversos movimientos y maniobras realizados sobre una tabla y aprovechando el empuje de una ola. Los orígenes más remotos del surf parecen encontrarse en Latinoamérica. Aunque serían años más tarde, los polinesios, los que dieran un impulso definitivo al deporte llevándolo a Hawai. Durante la década de los años 50 y 60 el surf se popularizaría en otras zonas como California y Australia, gracias también a fabricación de tablas de madera cada vez más manejables.
En la actualidad, la mejora en la fabricación de las tablas y las nuevas tecnologías y materiales han permitido el desarrollo de una gran variedad de surfboards dirigidas a distintos niveles de aprendizaje y de surfing. Así podemos hablar de una categorización del surfing en función del tipo de tabla y sus medidas, ya que estas medidas condicionarán en gran parte el tipo de ola que podrá surfearse y el nivel del rider. Las tablas se miden en pies y pulgadas así que es importante familiarizarse con esta sistema de medición. Por si acaso, aquí tienes una tabla de conversión de medidas de tablas para que puedas hacerte una idea.
[korra_ad_widget type=»wide»]
Así, podemos distinguir varias categorías de surf en función de la tabla utilizada:
- Shortboard: Las shortboars son tablas de surf de alto rendimiento que van desde los 5’ hasta los 6’4’’ aproximadamente. Son tablas más técnicas que ofrecen mayor velocidad y maniobrabilidad pero requieren también de una mejor técnica del surfer así como de una excelente remada. Son las tablas utilizadas por los surfistas con más experiencia. Son tablas adecuadas para olas grandes, generalmente a partir de dos metros o algo más pequeñas pero con la suficiente fuerza como para empujar al surfer.
- Funboards y evolutivas: En esta categoría de surf se pueden incluir las tablas evolutivas y minimalibús. Son tablas más fáciles y que permiten mayor maniobrabilidad que los corchos. Son las tablas adecuadas para pasar de nivel después de un corcho y permiten coger olas pequeñas y grandes.
- Longboard: Tablas largas clásicas sobre las que el surfista puede caminar mientras avanza con la fuerza de la ola. El longboard permite, gracias a su tamaño y volumen, surfear desde olas muy pequeñas hasta otras grandes. Es sinónimo de un surf mucho más tranquilo y sosegado en el que el surfista parece casi estar bailando sobre las olas.
Existen además diversas variantes de surf en función de la tipología de la tabla y sobre las que influyen de forma decisiva otros factores climatológicos:
Windsurf: Añade una vela articulada sobre un mástil en una tabla de surf y estarás practicando windsurf. El windsurf se practica en playas con mucho viento (a menudo poco adecuadas para el surf), y es necesario además un gran conocimiento de los cambios de viento.
Kitesurf: Esta variante del surf completa la tabla con una cometa de tracción que se sujeta al cuerpo del surfista mediante un arnés. La cometa ayudará al surfista a avanzar a través del agua incluso cuando no haya apenas oleaje.
Paddle Surf o stand up paddle (SUP): Esta variante del surf se practica con unas tablas especiales de gran tamaño y volumen junto a un remo. Puede practicarse no sólo en el mar sino en lagos, ríos o pantanos.
Bodyboard: La tabla es mucho más corta que una de surf, no lleva quillas y está elaborada con espuma sintética. El rider va tumbado (prone) o de rodilla (dropknee).
Bodysurf: Una curiosa variante del surf, en esta ocasión sin tabla, solo con handboards y aletas.
Skimboarding: Se trata de un surf que se practica cerca de la orilla donde rompen las olas con una pequeña tabla sin quillas que permite saltos y maniobras muy divertidas y que pueden asemejarse en cierto sentido al skate.
Tow-in Surfing: Un tipo de surf extremo en el que el surfista es remolcado hasta las olas más grandes (de 9 a 15 metros). Se trata de la variante de surf más peligrosa y probablemente una de las más criticadas por los puristas del surf.
Surf: Mucho más que un deporte
A menudo, cuando alguien se refiere al surf conecta rápidamente con otra expresión que va íntimamente ligada a este deporte: “la cultura surfer”. No hay muchos deportes entorno a los cuáles se haya generado un estilo de vida, ropa, estilo musical, comportamiento e incluso una forma de conectar y vivir en sociedad. Gran parte de lo que hoy llamamos “cultura surfer” se extendió gracias al cine en la década de los ‘60 y ’70. Fue en gran medida el cine el que se encargaría de dar a conocer el estilo de vida surfer de California. También es cierto que aquellas películas, en mi opinión instauraron un modelo de cultura surfer cargada de testosterona y con cierto tufo a “machirulo”.
Sin embargo, más allá de las conexiones sociales, musicales o de moda, la cultura surfer está asentada en ciertos valores y emociones que para podría equiparse casi a una religión. El surf tiene para muchos un aspecto espiritual que ha transformado todos los ámbitos de su vida. “El surf encaja en todas las categorías. Es un arte por la forma en la que uno se expresa a través de una ola, es también un deporte con el que compites con otros o contigo mismo, y es espiritual porque eres tú solo con la madre naturaleza”, explican en su libro The Ultimate Guide of Surfing, Moriarty y Gallagher.
[korra_ad_widget type=»wide»]